Tamara Barinaga
Valladolid, 1982
Es madre de dos hijos: Sergio y Martina. Compaginaba el papel de madre con su trabajo en una multinacional, hasta que tras el nacimiento de su hija, con labio leporino y paladar hendido, decide coger una excedencia en su trabajo para dedicarse a su cuidado.
De su experiencia nace la idea de este cuento, que trata de acercar su vivencia a otras familias, ofreciendo una herramienta con la cual explicar la llegada de un niño fisurado, y visibilizar una malformación que afecta a uno de cada setecientos bebés y que, en la mayoría de los casos, no está asociada a otras patologías.