Paloma Rodríguez
Madrid, 1984
Como a casi todos los niños y niñas, a mí me encantaba dibujar de pequeña (y de no tan pequeña)... Lo hacía durante horas y horas. Cuando me hice mayor, encontré nuevas formas de expresarme, por ejemplo, hablando en otros idiomas. Por eso me hice traductora. Pero en mi corazón siempre ha habido un hueco muy grande para la ilustración, y la retomé con mucha ilusión al cabo de los años. Me encantan los dibujos sencillos de colores brillantes y poder expresar una idea con unos pocos trazos.