María de la Loza Álvarez
Sevilla, 1985
Una ilusión, un sueño, escribir. Escribir historias para ser contadas; para ser leídas en un aula llena de ojos abiertos por la sorpresa y de caritas atentas a cómo se desenvuelve la historia; para ser escuchadas en una habitación, a media luz antes de irnos a dormir. Historias que nos hagan viajar a otros mundos a través de nuestra imaginación.
Soy maestra, tengo la profesión más bonita del mundo, trato con personitas que te brindan todo su amor sin reservas, y que te alegran cualquier día gris. Y es en mi aula, con mis niños, donde imagino, donde creo otros escenarios, personajes e historias, donde doy rienda suelta a la imaginación, donde experimento y constato si les gusta o no lo que escuchan, porque ellos son seres transparentes y sinceros.
Tengo la gran suerte de haber cerrado siempre los ojos escuchando un cuento, a media luz, envuelta en sábanas, y con la voz de mi madre como telón de fondo. Cuentos inventados por ella que me embelesaban, que me trasladaban a esos escenarios de juguetes que hablaban, de fantasías, aventuras y magia. Eso es lo que yo quiero conseguir con mis historias y por eso escribo, con la única intención de no perder esa magia...