M Elena Salazar Puértolas
Siempre he preferido que digan que soy «maestra» y no «profesora». Me gusta ser maestra, porque una maestra «acompaña» a los niños y niñas en sus descubrimientos. Me gusta ese papel de «acompañante» que lleva implícito un componente motivador. Me gusta que cada uno de mis chicos y chicas se sienta seguro y «capaz» para afrontar y descubrir.
Por eso, en mi aula siempre hay sitio para la imaginación, nunca faltan cuentos, poesías, diálogos, historias?, muchos de ellos inspirados «in situ» por los niños y niñas y, otros muchos, ¡cómo no!, por el «duendecillo de la almohada» (que, sospecho, está aliado con ellos).
Así nació Curiosidín. Aunque parezca que viene del planeta Curiosidón, realmente surgió de la inspiración de una maestra «abducida» por sus alumnos y su compinche: el duendecillo de la almohada.