Isa Ramírez Herrera
Desde muy pequeña siempre estaba jugando con pinturas, quería muñecas, pero para pintarlas. Dibujaba a sus padres, abuelos, amigas..., y se le daba tan bien que comenzó a pintar en la piel de la gente. Sus obras de arte están repartidas por medio mundo, y como no podía ser de otra manera, también lo están en los cuentos.