Iraida Azuara López
Madrid, 1980
Trabaja en el ámbito de la seguridad privada, le fascina la psicología, más concretamente la criminología, y está en un constante autoaprendizaje. Tiene algún que otro trabajo escrito y publicado referente a esto. Desde donde alcanzan sus recuerdos, la lectura y escritura han estado muy presentes en su vida. Se considera «una contadora de historias». Su gran referente ha sido su abuela Paz, «cuentacuentos de la sonrisa eterna», amaba contar historias, el teatro, el ganchillo, hacer feliz y sacar sonrisas a los demás. Su vínculo con el arte se lo debe a su «gran familia creativa», empezando por su madre, amante de las manualidades: con todos está continuamente inmersa en proyectos cuyas disciplinas son la pintura, la literatura, la artesanía, el baile, la repostería, etc. Es la mayor de cinco hermanos. Siempre ha estado rodeada de niños, imaginación, juegos, risas. Con el nacimiento de su hijo, empezó a descubrir la magia de los cuentos, y con su segunda hija continuó creciendo, fue el empujón que le hacía falta para escribir historias para ellos, los más pequeños, y de este modo, poder aportarles emociones y valores en su camino de aprendizaje. Y sobre todo para que sonrían mucho, porque , como decía su abuela, «sonreír cada día te hace más feliz».
Todo empezó con su primer cuento publicado La increíble historia de un buñuelo de viento sin relleno, y este, su segundo cuento, Mi muro, le anima a seguir escribiendo, su gran pasión.