Elena Mesonero
Salamanca, 1977
No sé si por el frío o por las ganas de aprender, era una niña tímida, y con unos enormes ojos para ver lo que había a mi alrededor. Pasé mi infancia en Madrid, feliz, bailando y observando el mundo. De tanto curiosear, me fijé en las letras, y pronto desarrollé el gusto por cuentos y libros; así que, cuando fui un poco mayor, me hice filóloga. Y como lo que más me gusta del mundo es aprender, me fui de nuevo a Salamanca a estudiar. Allí me hice logopeda y me especialicé en Neuropsicología, Inteligencia Emocional y Coaching Educativo. Y... ¡aún sigo estudiando!