Daniel de los Santos
Almansa, 1980
Nace en tierra de castillos, de batallas, de moros y de cristianos. De la mano de su abuelo, almanzárabe fiel, conoce muy pronto los placeres de la música, la cual se ha convertido en su pasión, su refugio y, en definitiva, en su vida. Estudió clarinete en el conservatorio superior de Castellón, pero es, ante todo, maestro; o eso pretende, porque la mera mención de la palabra ya le infunde respeto. Dice sentirse afortunado y, a la vez, con la gran responsabilidad de poder rozar almas y corazones a estrenar, sabiendo que allá donde uno toque puede quemar tanto que ya no se pierda el calor por el paso del tiempo. Educar para hacer sentir es su batalla, y la música y el teatro sus más fieles aliados. Considera que el aula es, sin duda, la mejor de las universidades, y que no hay mayor título que un abrazo y la ilusión de una mirada. Algo que aprendió de una «pandilla de guerreros» con los que tuvo la suerte de «batallar» durante su etapa en educación especial, los cuales, sin palabras, le descubrieron el sentido fascinante de esta profesión. Rozando en algún lugar donde, a día de hoy, todavía continúa el calor.